A una edad mucho más decente, con 5 o 6 años, no lo recuerdo bien, empecé a ir a clases de natación, pero un niño se ahogó y nos borraron a todos, que nos quedamos sin aprender a nadar.
Dejé Montjuic atrás y seguí caminando en dirección a las Ramblas, intentando no perder la cuenta. A pesar de que había aceptado la cifra sin quejarme, cinco millones de pasos eran demasiados.
Estimados compañeros:
Llevamos 72 años remando juntos en este bote acechado por las rocas, sacudido por el vaivén de las aguas turbulentas del mercado y,…