Revista literaria avant la lettre

Crítica del libro que más me ha gustado este último mes

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Historia del tiempo a través de mi ventana de madera pintada de blanco, Libro 1 es la novela más intimista y revolucionaria de la autora gaditana Fernanda Gutiérrez que se ha situado directamente en el altar de libros que más me han gustado de los que me he leído este último mes*.

El libro tiene por único personaje y protagonista a una mujer llamada María Perales, habitante de Santander, quien tras levantarse abre la ventana de su habitación y en primera persona omnisciente anota en un diario algunas cosas que ve y le llaman la atención, pero (y sobre todo) el tiempo que hace fuera.

Nota tras nota, las cuales conforman los catorce mil quinientos capítulos (la mayoría de corta extensión), en el desarrollo de esta particular singladura literaria descubrimos que hay muchos días en los que hace sol, otros en los que hace viento, pero también en los que hace frío o llueve en el barrio de Santander en el que vive María Perales. Mientras todo transcurre y pasamos página tras página, esperando tal vez alguna revelación que nunca llega o algún cambio repentino (como su asesinato) nos preguntamos por qué seguimos leyendo Historia del tiempo a través de mi ventana de madera pintada de blanco, Libro 1 en lugar de, por ejemplo, los ingredientes de un bote de champú, lo que sería más emocionante y divertido.

Sin embargo, si el lector es pertinaz y resiste los muchos embates en contra, pasadas las ciento catorce páginas iniciales y leídas ochocientas treinta y cinco entradas del diario (con lágrimas en los ojos de desesperación), se produce el milagro y recibimos nuestra recompensa. Un cambio súbito en nuestra percepción desbloquea y abre nuestra rígida mente y nos permite ver más allá de lo que aparentan ser unas simples y anodinas anotaciones (la mayor parte repetitivas) para captar la esencia misma y profunda de este singular esfuerzo narrativo.

Así, el lector comienza repentinamente a reflexionar sobre la vida, el lugar que ocupa en el mundo, la esencia de la felicidad, los diferentes tipos de nubes y lo cambiante que es el tiempo en el norte de España.

Destaco la siguiente entrada:

#1567

Hace un poco de frío, tal vez siete grados. El cielo es gris y llueve. A lo mejor por la tarde escampa. No sé si ponerme chaqueta.

Nos quedamos con la duda de si escampó o no y si María se puso la chaqueta o no, aunque en la anotación del día siguiente (la #1568) seguía lloviendo.
Otro capítulo memorable, por su dureza y profunda carga de significado, es la #5867:

Mucho calor para la fecha del año que es. No hay ni una nube y la humedad es bastante alta, a lo mejor un sesenta por ciento. Creo que acaba de pasar un jilguero, pero puede que haya sido una paloma o la página de un periódico, es que no lo he visto bien porque no llevaba las gafas puestas.

Es esta mirada (miope) la que nos despierta a lo impredecible del acontecer diario, a la irracionalidad de un compromiso con el mundo, a la necesidad de controlar nuestros impulsos (de, por ejemplo, lanzar el libro al suelo y pisotearlo repetidas veces), para aceptar que hay que vivir el momento y que, tras abrir los ojos (o ponernos las gafas), debemos enfrentarnos a la vida a través de una diminuta ventana**, ventana que es un simple fragmento y a la vez espejo de un mundo gigante y brutal que jamás llegaremos a comprender del todo.

Es en ese desconocimiento, en ocultar la rabia que se halla en lo más profundo de nuestro ser y en no desistir a pesar de la adversidad, donde se encuentra la mayor revelación de Historia del tiempo a través de mi ventana de madera pintada de blanco, Libro 1, un libro que es un despertar a lo que nos hace verdaderamente felices (sobre todo al terminarlo, guardarlo para siempre en algún lugar donde no lo volvamos a encontrar o regarlarlo a alguien a quien odiemos especialmente).

A lo largo de la narración (si podemos definirla así) sabemos muy pocas cosas de María Perales (si tiene alguna relación con alguien, su trabajo o familia, tristezas o talla de pie), pero la imaginación vuela conforme nos dejamos arrastrar (mejor verbo no hay para definir la sensación que transmite su lectura) capítulo tras capítulo.

En el misterio del personaje y en la diversidad de maneras con las que podemos recrear a María y relacionarnos con ella, encontramos otro de los logros de este fascinante viaje por el tiempo en un barrio de Santander.

La autora ha declarado en una extensa entrevista a la revista Literatmesistura que Historia del tiempo a través de mi ventana de madera pintada de blanco, Libro 1 es una decalogía en la que continuará desgranando nuevas anotaciones sobre el tiempo en ese barrio de Santander, intercaladas con algunas reflexiones y alusiones breves a lo que pueda observar (muchas veces de forma borrosa) el personaje de María, aumentando en cada uno de los volúmenes el número de páginas y sugiriendo que (tal vez) en algún momento la protagonista hablará con otro personaje y le preguntará (a lo mejor) la hora o, incluso, describirá el desayuno que toma antes de irse a trabajar.

La esencia de la serie de libros, sin embargo, mantendrán la tónica del original «para no desvirtuar en ningún momento mi narrativa constreñida a ese pequeño espacio/mundo que abre tantas posibilidades al más primario pensamiento deliberativo», en sus propias palabras (signifique lo que signifique).

Esperamos impacientes los siguientes volúmenes con la certeza de que no defraudarán***.


* No me he leído ningún libro más.

** Aunque siempre es mejor salir por la puerta.

*** Yo no los compraré ni me los leeré.

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