Revista literaria avant la lettre

Definiciones de un crucigrama que solo pueden resolver dos personas en todo el mundo

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HORIZONTAL

  1. Dios egipcio. Nombre de reina consorte de la Corona de Aragón, que también es el nombre de tu hermana.
  2. Ciudad bíblica. Sexta estrella más brillante del firmamento del hemisferio norte y que me recuerda a los veranos contigo.
  3. Hueso del brazo. Calle donde nos dimos el primer beso.
  4. Canción que cantamos aquel día en la playa. Color de mis ojos según tú.
  5. Bar donde escribí nuestras iniciales en la puerta del lavabo y al cual no volví nunca, porque era un santuario, aunque es igual, porque ya no existe, y la última vez que pasé por delante vi que habían derruido el edificio y sentí una tristeza casi ridícula. Parte del cuerpo donde tienes la cicatriz.
  6. Mi defecto más grande. Color de tu cepillo de dientes.

VERTICAL

  1. Nombre que le dabas a la postura que teníamos para dormir abrazados. Amiga tuya por la que siempre discutíamos. Amigo tuyo por el que siempre discutíamos.
  2. Palabra inventada que usábamos al final para referirnos el uno al otro. El primer tipo de flor que te regalé, que tú guardaste y que yo, meses más tarde, destrocé en un ataque de celos estúpido, y te juro que me duele el alma cada vez que lo recuerdo, por ti, por mí, por lo que representa, por lo obscenamente alegórico, por destruir aquello precioso que era parte de nuestra historia.
  3. Nombre de tu gata. Título de la película tan bonita y tan triste que vimos el verano del 93 o del 94 y que seguramente sea nuestra película.
  4. Lo que no supimos hacer. Aquello que cocinaste cuando cumplí cuarenta años y que, luego, volviste a comprar, esperando a que fuera a tu casa a cenar y que tuviste que congelar porque al final no fui porque mi cabeza me odia o porque soy un imbécil y qué cruel es que un trozo de carne envuelto en papel de plata en el fondo del congelador sea una imagen tan dolorosa y elocuente de lo que significan el fracaso y la decepción y lo mucho que tardaré en perdonarme y en aceptar que hay cosas que ya no sabré, cosas que nunca sabrás, que no hay más preguntas ni explicaciones, y el miedo que tengo de que olvides, porque me abrumaría la responsabilidad de ser el único en el mundo capaz de resolver este crucigrama, y lo devastador que es saber que los recuerdos mueren con nosotros, y que tengo que conformarme con ese final milimétricamente feo y perfectamente injusto, con que el pasado esté en una fosa común, con las cartas, con las fotos de los últimos treinta años escondidas en una carpeta escondida dentro de otra carpeta escondidísima, y la idea de que ya no te conozco, de que tú y yo ya no existimos, de que vamos a envejecer el uno sin el otro es tan insoportable que intento evitarla, aunque a veces se desboca y me avasalla y lo único que puedo hacer es morirme un rato y cerrar los ojos muy fuerte con la pena y la esperanza de que se vaya disolviendo en la cotidianidad.
  5. Lugar donde nos vimos por última vez. Nombre de tu hija.
  6. Nota musical.

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